Crónica del primer intento...
He perdido la cuenta de cuantas veces he comenzado a
escribir un “algo”. Diario, crónicas, libro, biografía… No hay cosa que más me
guste ni cosa que más me aburra. Incongruente, lo sé, como yo misma. No soy
constante. Mea culpa. Necesito resultados rápidos o me canso de esperarlos.
También he perdido la cuenta de cuantas veces lo he roto, olvidado en un cajón
o (la ciencia avanza) borrado del disco duro. Es mi mayor defecto… o eso
espero. Pero llevo días con un run-run interior que no me deja en paz. No es que no coma ni duerma ni … no no… Bueno
dormir, lo que se dice dormir, duermo a base de pastillitas, pero comer, joder
ojalá me quitara el hambre… putos kilos y putas dietas…. Volviendo al run-run. Maldito
sea. Maldita sean mis ganas de escribir y sobre todo maldita sea esa fuerza
superior que hará que me abandonen en
cuantito menos lo espere. Pero mientras me duren, voy a aprovecharlas.
A veces era para desahogarme, a veces para expiar mis
pecados(¿?) … pero la mayoría de las veces que he comenzado a escribir (no he
dicho que acabe nada) ha sido como purga liberatoria… que coño… me siento bien
cuando escribo… cuando me dejo llevar, cuando mandan mis dedos sobre mi cabeza…
cuando dejo de pensar lo que digo y empiezo a decir lo que pienso… sin tapujos,
sin condicionantes… sabiendo que solo es
un como un psicólogo casero que me sale gratis y que probablemente no sirva
para nada pero que como decía Gila, no
mata pero acojona, que traducido sería, no cura pero es analgésico…
Me siento rara conmigo misma… no me conozco… no sé si estoy
despertando de una catatonia o bien en plena crisis… Me arrepiento de cosas que
no he hecho y tengo la sensación de haber vivido un peligroso letargo que me ha
dejado los sentidos adormecidos… Como si la bella durmiente al despertar
recordara sucios sueños eróticos con
orcos y se sintiera culpable de que su mente volara libre en los 100 años que
ha permanecido pasmada… Lo jodido de
todo esto es que el motor que me hace darle media vuelta de tuerca más a mi
coco sea un puto litro de cerveza que me
mantiene en un cómodo aletargamiento del que no quiero salir… no quiero salir..
ufff… creo que es lo único que tengo claro y lo único que sé que sé… de lo
demás , solo sé que no sé nada… no quiero dejar de sentir nunca esta sensación
de inmunidad que me permite decir lo que me dé la real gana… pese a quien pese
y joda a quien joda… además porque sé que en cuanto lleve tres páginas empezaré
a sentirme más lúcida y me dará miedo seguir escribiendo, como si arañar la
superficie ya fuera más que suficiente ….
Mi estado actual se podría resumir en cuatro palabras… estoy
hasta los cojones… pero como cambiarlo?… ay amigo… no es tan fácil… existen lo
que se llaman daños colaterales… si… inevitables siempre , pero a veces
suavizables… o eso espero… hay multitud
de experiencias ajenas y frases innumerablemente repetidas que lo demuestran, tales como “en el divorcio
quién paga el pato son los hijos…” o “si me haces daño una vez es culpa tuya,
si me me haces daño dos, la culpa es mía…” Ya ni te cuento cuando la situación
se repite miles de veces (si, miles, no exagero, 20 años dan para mucho)… vamos
que el “mea culpa” se queda corto para ser mi credo diario…. Lo peor de todo es
que no sé( o no me atrevo a pensarlo) como ponerle fin con los menos daños
colaterales posibles…
Os habéis dado cuenta de que generalmente la gente se decide
a escribir cuando no está bien consigo misma, cuando quiere/necesita denunciar
algo, cuando la protesta interna ya no es suficiente?... Hay que joderse… Siento que tengo algo en mi interior que
brama por salir… que se encuentra atado de pies y manos y se agita
convulsivamente para llamar la atención… mudo pero ensordecedor … borroso y sin nombre clama llamándome…
“reconóceme” me dice… ponme nombre y así sabrás qué soy y por qué me
necesitas…. Es tan difícil mirar hacia adentro con fuerza y serenidad, enfrentar esos miedos y esos errores que van
aumentando de volumen con el paso del tiempo, que se van convirtiendo en la
base de tu comportamiento, y que poco a poco van ganado terreno a la cruda
realidad disfrazándola de “en todos los sitios cuecen habas” y en “mal de
muchos…” acolchando tu existencia para que tu amargura interna se proyecte
como “las hormonas que las tengo revueltas…”…
Es tan difícil…. Dejarte llevar y no querer verlo requiere menos desgaste
emocional y mental… pero el precio… uffff … el precio que hay que pagar sube
más y más según van pasando los años….
Y en ese puto momento estoy… el precio que tengo que pagar
se ha equiparado a los daños colaterales… Y se me acaba el tiempo…. Ya me queda
poco en este convento y no sé si cagarme dentro o seguir con los maitines… Digo
yo que el plantearmelo siquiera ya es un paso adelante pero no sé si tendré las
agallas suficientes para coger carrerilla y estamparme contra mi misma…
Por qué coño estamos hechos de esa pasta llamada “y si
hubiera tomado el otro camino que hubiera pasado”…. De los “y si” no se puede
vivir… eso sí que lo he aprendido … Y es que tendría que ser obligatorio vivir
la vida tres veces… Una tomando la
decisión que consideramos la correcta (que el tiempo se empeña siempre en
demostrar que no lo era tanto), otra, tomando la “otra” decisión (que seguro
que no era tan errónea como creíamos) y la tercera vida … para vivirla
realmente, recordando las anteriores decisiones y siendo conscientes de que
verdaderamente elegimos y no de que somos pelusas movidas por el viento que
juega a darle la vuelta a todas nuestras intenciones…
Estoy neuroderrapando… lo presiento … esto es el principio
del fin… Todo ha perdido su sentido de existir y al mismo tiempo algunas cosas
que no tenían ningún sentido ahora cobran importancia… no sé si lo que ha sido
siempre lo más importante en mi vida en
realidad lo ha sido porque me necesitaba o porque yo necesitaba que así fuera…
y si me doy cuenta que eso tan importante ya no me necesita o simplemente ya no
soy imprescindible…. Qué sentido tiene que siga aquí? Qué parte del universo se resentiría si yo
aprieto el botón del “off”? Cuáles serían las consecuencias más relevantes, las
producidas si decido quedarme o las producidas si decido desaparecer? Y lo más
retorcido de todo, realmente me importan cuáles sean unas u otras?...
Si el objetivo de nuestra existencia es ser felices… o al
menos, estar conformes con la vida que has vivido…. realmente necesito dos
vidas más… una ya la he malgastado…
Ya no tengo ganas de escribir más… por lo menos hoy… mañana
será otro día … o no….